El ozono es un gas formado por tres átomos de oxígeno. Se trata de un potente desinfectante utilizado desde hace muchos años en varios campos e incorporado en los últimos años en el ámbito médico. Este gas tiene un potente efecto antibacteriano, fungicida, y analgésico, lo que ha motivado su uso en medicina especialmente en casos de procesos inflamatorios crónicos.

En lo referente a la patología raquídea, hernia discal, síndrome facetario, lumbalgia inespecífica… su aplicación puede ser intramuscular (paravertebral), intradiscal o formaninal (junto a la raíz nerviosa).

Se infunde una concentración de ozono y oxigeno, en concentraciones que varían en función del proceso a tratar y de la tolerancia del paciente a la inyección del producto.

    • Administración paravertebral: se realiza en el dispensario, normalmente son precisas de 4 a 6 sesiones si bien depende del volumen y la concentración administrada. Su mecanismo de acción se debe al estímulo que provoca sobre las enzimas antioxidantes, lo que reduce la agresión sobre el nervio, igualmente por su efecto analgésico disminuye la contractura muscular y con ello uno de los componentes de la lumbalgia.
    • Administración intradiscal: Se lleva a cabo en quirófano y se realiza con sedación y asistido con radioescopia. La inyección intradiscal acelera la degradación de los polisacáridos existentes en el núcleo pulposo lo que provoca una disminución del volumen de la hernia y con ello una mejoría de los síntomas.

No siempre es preciso realizar ambas técnicas, será el especialista el que determinará la técnica/s más idóneas así como el volumen, concentración y zona de administración del tratamiento.

El principal determinante del éxito del procedimiento será la correcta selección del paciente tributario a dicho tratamiento. Es especialmente útil en aquellos pacientes con dolor de espalda leve o moderado, en los que no se aprecian alteraciones radiológicas significativas y cuyo dolor se justificaria por cambios inflamatorios a nivel vertebral y a la contractura muscular secundaria a dicho proceso.

El éxito de la técnica se cifra en torno al 80-85% de los casos, cuando existen unos buenos criterios de selección. En los casos en que el procedimiento no sea efectivo no habremos alterado la biomecánica de la columna. Sólo el favismo y el hipertiroidismo secundario a un nódulo funcionante son contraindicaciones para la practica de dicho procedimiento.