La Hernia discal lumbar es una de las causas más comunes de los dolores en la zona de los lumbares.

Columna Lumbar

Hernia Discal Lumbar

Hernia Discal Lumbar

La columna lumbar es sin duda la zona del raquis donde se acumulan mayor número de patología neuroquirúrgica. Este hecho se explica fácilmente por factores mecánicos, es la zona sobre la que descansa mayor peso, del tronco y extremidades superiores y a diferencia de la columna dorsal presenta una gran movilidad.

Definiremos algunos de los síndromes clínicos más frecuentes analizando las diferentes opciones terapéuticas en cada caso.

En este capítulo hemos recogido consejos sobre higiene postural y ejercicios de rehabilitación que puede practicar el paciente en su domicilio para favorecer la tonificación de la musculatura raquídea.

La hernia discal lumbar se produce cuando existe un desplazamiento del disco intervertebral, este desplazamiento condicionará una compresión de las raíces nerviosas que discurren en el interior del canal raquídeo dando lugar a un cuadro de dolor irradiado hacia la pierna conocido como ciatalgia.

En la etiopatogenia de dicho cuadro existe un componente degenerativo y un componente traumático, por lo que no es infrecuente que el cuadro se inicie ante un esfuerzo físico importante.

Diagnóstico de la hernia discal lumbar:

Tras la exploración física realizaremos una prueba de imagen, la resonancia magnética será la que nos aportará mayor información sobre el nivel afecto y grado de degeneración del disco y vertebras adyacentes.

En determinados casos será preciso realizar pruebas funcionales que nos permitan valorar la estabilidad de la columna lumbar.

Tratamiento de la hernia discal lumbar:

Tras la aparición de la ciática, en un primer momento, 2-3 días, realizaremos reposo absoluto en cama, asociando tratamientos antinflamatorios y analgésicos. Pasado este periodo iniciaremos una movilización progresiva. En los casos en los que el dolor no remita con reposo y analgesia, los pacientes que presenten déficits neurológicos así como los pacientes con episodios recurrentes de ciatalgia la cirugía será el tratamiento de elección.
En los pacientes con déficits neurológicos secundarios a la hernia discal lumbar, la cirugía no debe demorarse puesto que el pronóstico está relacionado con el tiempo de evolución de estos déficits.

Existen varios tipos de procedimientos quirúrgicos, sólo un correcto diagnóstico por parte del neurocirujano nos permitirá realizar el tratamiento más indicado en cada caso, entre los procedimientos podemos citar:

  • Discolisis percutánea: a través de una punción inyectaremos una sustancia en el disco que disminuirá su volumen y con ello la compresión nerviosa.
  • Discectomía endoscópica: especialmente indicada en hernias contenidas, no migradas, supone una menor agresión sobre los tejidos en comparación a la discectomía clásica.
  • Microdiscectomía: especialmente indicada en los casos de hernias migradas. Existen gran número de modificaciones de esta técnica quirúrgica todas ellas encaminadas a minimizar la agresión quirúrgica sobre los tejidos.

Consejos tras las cirugías de hernias lumbares

Una vez realizada la cirugía de la hernia discal lumbar, ya sea discectomía, laminectomía o fijación de la columna su columna seguirá siendo estable si bien debe considerar que ha sido sometido a una intervención quirúrgica y que por lo tanto debemos realizar un periodo de convalecencia previa a la práctica de ejercicio físico con gran intensidad.

En general aconsejamos a nuestros pacientes reposo relativo durante 15 días, esto implica realizar pequeños paseos por la calle, inferiores a 10 minutos la primera semana y de 15-20 minutos la segunda semanas, y sobre todo evitar todas aquellas posturas que suponen una carga adicional para la espalda. En las semanas sucesivas debe incrementarse de forma progresiva la actividad pudiendo caminar 45 minutos a los 2 meses.

Habitualmente el paciente puede reincorporarse a sus actividades diarias a las 3-4 semanas en los casos de discectomía y laminectomía, prolongándose algo más, 6-12 semanas, en los casos en los que se ha llevado a cabo instrumentación lumbar.